Flores en la Antártida: el pasto antático y el clavel antártico
¿Existen flores en la Antártida?
Pues si!! Existen flores en la Antártida. Aunque parezca increíble, la naturaleza no dejó sin flores un lugar con condiciones tan extremas.
A pesar de que el 99 % del continente Antártico está permanentemente cubierto por nieve o hielo, en el 1 % de superficie no congelada crecen plantas. Entre ellas se encuentran los musgos, helechos y también dos plantas que florecen. Estas son el pasto antártico (Deschampsia antárctica) y el clavel antártico (Colobanthus quitensis). Ambas especies se encuentran principalmente en la Península Antártica, que es la zona menos fría, con una temperatura media diurna de 4 ºC.
Estas dos especies están adaptadas al frío y a la congelación, aunque siguen estrategias diferentes.
Estrategias de las plantas en la Antártida para sobrevivir:
El pasto antártico
Es una hierba perenne que crece entre las rocas. Esta planta se autopoliniza, pues nunca abre sus flores, sino que las mantiene cerradas y el polen fecunda el ovario de su misma flor. También sintetiza unas proteínas llamadas APF (anti-freeze proteins), que evitan que se congele el agua de su interior. Estas proteínas se unen a los márgenes de los cristales de hielo cuando se empiezan a formar impidiendo su crecimiento.
El clavel antártico
Es una planta muy pequeña que crece en forma de “cojines” de 5 a 8 cm de altura. Cuando no tiene flores se puede confundir con un musgo. Sin embargo se reconoce fácilmente en verano cuando hace flores amarillas o blancas en forma de campana alargada.
El clavel antártico no tiene APFs, sino que su estrategia para evitar los daños por congelación consiste en acumular azúcares en elevadas concentraciones, los cuales “secuestran” el agua por efecto osmótico evitando que se formen cristales de hielo. Esta estrategia es la más común en las plantas de alta montaña.
Las plantas antárticas también han adaptado su fotosíntesis al frío extremo. La máxima capacidad de fotosíntesis de las plantas de clima templado tiene lugar a unos 24 o 25 ºC, que es su temperatura óptima. En cambio, la temperatura óptima de las dos plantas antárticas es de unos 10 ºC, y a 0 ºC son capaces de hacer la fotosíntesis al 30 % de su capacidad máxima. Es decir, no sólo toleran la congelación, sino que además siguen activas a temperaturas muy bajas.
La naturaleza siempre encuentra la mejor manera de adaptarse, por eso debemos cuidarla y llevarla siempre, como a las flores, en el corazón. ?
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